⭐⭐⭐⭐⭐
Solo para conocer a Caos merece la pena.
El día
que dejó de nevar en Alaska cuenta la historia de Heather; de
como un día termina en medio de un pequeño
pueblo de Alaska rodeada de unas personas que no paran de
preguntarle cuando se irá. Para descubrir los motivos del porqué ha
terminado allí tendréis que leer la novela y lo mismo respecto el
rechazo de la población local.
Heather es
una chica de unos 20 y pocos años con una aparente inseguridad en si
misma descomunal, que además siente que no es nada inteligente y que
el signo de la casa es la cobardía, siempre salir corriendo; y las
barritas Twix. Siente una gran obsesión por ellas y a lo largo de la
novela dan pie a algunas de las escenas más divertidas y emotivas.
Ella se define con estos términos, pero como
lectores podemos ver que estos adjetivos distan bastante de la
realidad. No es ni mucho menos perfecta, pero que hable de si
misma con estos términos da que pensar.
Al lado de
Heather siempre está Caos, un cachorro de lo más mono que parece
ser el único que se alegra de que esté allí. A mi parecer Caos es
Heather en perro; son dos seres prácticamente
iguales que el mundo no comprende y por eso tacha de inútiles.
Por lo tanto, es curioso como lo defiende ella y todas las palabras
bonitas que le decida que por lo contrario no sé dice a si misma. Yo
soy de gatos totalmente, pero un Caos en mi vida lo pondría sin
dudarlo.
Respecto a
los demás personajes. Primero tenemos a Nikal, el chico; es muy
rarito, además trata de ignorar a Heather todo
lo que puede y cuando no puede es muy confuso. Se ve desde el
primer momento que al chico le pasa algo, pero no sabemos que y él
no es nada hablador así que tenemos que esperar mucho muchísimo
para descubrirlo. También está John, el cuidador de Caos, que a
pesar de ser un personaje un tanto hostil y solitario establece una
relación preciosa de amistad y respeto con Heather. El personaje de
Naaja también tiene cierto protagonismo y los amigos que hace allí
son de los más cuquis.
Intercalando
los capítulos de la historia que nos cuenta Heather encontramos
páginas del diario de una chica que se llama Annie. No
sabemos quien es, pero vive un romance adolescente de lo más
apasionado. Uno de los misterios de la novela es descubrir que
relación tiene esta chica con la historia, porque claro está allí
por algo. En mi cabeza imagine mil teorías: algunas que resultaron
ser ciertas y otras que no se le acercaban nada. No obstante, cuando
se descubrió el secreto me sorprendió, me sorprendió mucho.
No he
comentado que la historia está contada en
primera persona; por lo tanto, solo contamos con el punto de
vista de Heather y aquello que los demás personajes le cuentan para conocer a resto de protagonistas. Aparte, obviamente, del diario de Annie que
está contado por Annie. Me ha gustado la idea de que está historia
estuviera escrita en primera persona, me da la impresión que de esta
forma es la historia de Heather y no la historia de amor de Heather
con Nikal. Además, creo que la historia
hubiera cambiado mucho al ser contaron desde dos perspectivas.
Me da que hubiera perdido el pequeño elemento de misterio que tiene
ahora.
A pesar de
ese pequeño elemento de misterio la narración
es muy pausada. Ojo, con eso no dijo que no sea adictiva,
porque sé leer muy rápido y las páginas pasan solas. Alice
Kellen no hace vivir a los personajes grandes aventuras, sino que
viven el día a día. En ese aspecto la veo
mucho como una historia de personajes, concretamente de
Heather. El día que dejó de nevar en Alaska cuenta la
historia de Heather; su evolución, como pasa de un punto a otro.
Enlazando
con el punto anterior no creo que esa sea una novela romántica. Hay
una historia de amor: si, pero esta no es el centro. Se
da mucha más importancia al desarrollo emocional de Heather y no
tanto a su relación con Nikal. No quiero deciros mucho sobre
esto porque sería adelantar demasiado, pero quedaos con la idea de
que hay algo menos de un 30% de romance. De todas formas, la
historia es igual de fantástica y maravillosa. El desarrollo
de Heather es precioso y al no centrarse tanto en el amor podemos ver
mucho mejor como va superando sus dificultades. Además, varios
personajes de la novela también van superando a diferentes niveles
hechos del pasado.
Hablemos de
Alaska. La ambientación me ha parecido espectacular, que introdujera
palabras de la cultura local es maravilloso y que nos descubra el
mundo musher y todo el deporte relacionado con él: increíble.
Además, ese clima frío ayuda a meterse de lleno a las vidas de los
personajes que ahora mismo, igual que el tiempo, están bastante
tristes. Podríamos decir que el clima
–y eso es mucho de literatura romántica clásica– acompaña
al estado de ánimo y anímico de los personajes.
A pesar de
lo mucho que he disfrutado de esta novela hay
un momento dramático hacia el final que no ha terminado de
encajarme. Realmente, la historia no cambia si eso no llega a
pasar. Sabéis que no soy nada de dramas, aunque si están
justificados y son necesarios para la trama lo acepto, y en este caso
no me ha parecido que cumpliera ninguno de estos dos requisitos.
Pero vamos
a terminar con algo más alegre y es que me han
encantado los guiños a diferentes
títulos de novelas románticas.
Como Nikal es un soso y no le gusta hablar con Heather, ella a lo largo de toda
la novela le va contando las diferentes novelas que va leyendo. Y me
ha parecido súper divertido este detalle, aunque hay que decir que
creo que solo conozco un par de todas las que comenta.
Ahora si
para ir terminando, me da la impresión de que Alice
Kellen ha evolucionado muchísimo en
esta nueva historia. Solo he leído 33 Razones para volver
a verte, pero me parecen dos novelas muy diferentes, aunque
obviamente se puede reconocer a Alice Kellen en las dos. Tengo
la sensación de que es una historia mucho más madura.
El día
que dejó de nevar en Alaska cuenta la historia de Heather y de
como una escapada a la desesperada a Alaska le cambia la vida. Y
bueno esta Caos que es un sol.
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