Compré este libro a principios del año pasada pensando que me iba ha encontrar algo parecido a Orgullo y prejuicio de Jane Austen pero no fue así. Al ser un libro de más de 600 páginas hasta el verano no tuve ocasión de cogerlo.
La verdad,
es que no conocía la historia. Los únicos detalles que sabía eran
que contaba la vida de Jane Eyre, una institutriz que empieza a
trabajar en casa del señor Rochester y que los dos protagonistas
terminaban enamorándose. Ya podéis imaginar mi sorpresa al abrir el
libro y encontrarme una niña de unos diez años.
En los
primeros capítulos, encontramos a Jane viviendo en casa de su tía.
Al poco tiempo es enviada a la escuela (orfanato) Lowood por mala
conducta, donde es educada como una señorita de buenos modales. Al
terminar los estudios todavía pasa un par de años más en la
escuela como profesora, al mismo tiempo que busca trabajo como
institutriz en una buena casa. De esta forma, Jane termina en
Thornfield Hall como la maestra de Adèle, una niña a cargo del
señor Rochester. El señor Rochester y ella empiezan una extraña
relación tipo “el ratón y el gato”. Hasta llegar más o menos a
la mitad del libro donde un descubrimiento cambia las cosas. La
historia da un giró de 360º grados y cambia completamente. Una vez
llegamos a este punto hay un par de sucesos predecibles aun que no
sabes como se van a desarrollar.
Lo mejor
del libro sin duda son los diálogos entre Jane y el señor
Rochester, son dos personajes que te llegan y te conquistan.
Tienen una personalidad y un carácter muy marcados. Es verdad, que
en algunos capítulos lo he encontrado un poco pesado y no han terminado
de engancharme, sobretodo hacía el final del libro. De todas formas,
me ha gustado la historia, no es lo que esperaba y me ha sorprendido,
lo recomiendo. Jane Eyre ha envejecido bien y es una lectura muy
amena.
Disfruté mucho este libro, fue el primer clasico que leí:3
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