Adictiva,
divertida y con un punto dramático.
NOTA:
4/5
Confieso
que tengo sentimientos encontrados con esta historia. Tenía muchas
ganas de leer algo de María Martínez; he escuchado tantas
maravillas de la autora, de sus historias, que yo ya estaba enamorada
antes de empezar. Y las expectativas son malas en el 99% de los
casos. No obstante, la historia de Sara y Jayden me ha gustado, pero
no me ha gustado tanto como pensaba que me iba a gustar.
Por un lado
tenemos a Sara, casada en un matrimonio que no la hace feliz y que en
realidad no sé podría ni llamar matrimonio. Ella está totalmente
anulada por su marido y ha terminado resignándose con lo que tiene:
sin ganas, ni forma de saber como salir de esa situación. Hay que
saber que Sara y Colin tienen un hijo: Daniel; que además, ella
utiliza un poco de escusa para justificar su actitud –o su falta de
ella– y eso hace que le sobreproteja.
Por el otro
lado tenemos a Jayden, un soldado de la Armada estadounidense, pero
no un soldado cualquiera sino uno que pertenece a una unidad súper
secreta de los SEAL; traumatizado por un suceso del pasado que le ha
hecho abandonar su vida y trasladarse a Tullia con un propósito muy
claro.
Tullia es
el pequeño pueblo de la Provenza donde se encuentran Sara y Jayden.
Donde Sara acepta y admite su penoso matrimonio y donde empieza su
transformación, su evolución a una mujer nueva que quiere cosas y
que quiere luchar por ella, pero sobre todo que
no se quiere seguir conformando.
Me
ha gustado mucho el mensaje que hay detrás de la novela y al
que el título hace alusión: Palabras que nunca te dije. En
la historia aparece textualmente esta frase y lo largo de todo el
libro podemos ver que hay muchas palabras que no se dicen; tanto los
dos personajes protagonistas como los secundarios. Hay
que decir las cosas, hay que hablar y no
callarse. Para mí este mensaje ha sido lo mejor. Además, fue
un aspecto que comentamos en el club de lectura del sábado 11 y
entre todas fuimos conscientes de todas aquellas palabras que nunca
se decían y que eran importante que se dijeran; de lo contrario la
historia podía haber sido muy diferente.
Relacionado
con este aspecto también comentamos en el club la importancia de la
palabra: nunca. Nunca empieza siendo algo negativo, algo que
hay que ir tachando de una lista hasta que llega un momento que todos
estos nunca se transforman en algo bueno, en algo positivo, en algo
que los que va a unirlos para siempre.
También me
ha gustado como María Martínez trata el destino. De hecho,
Sara y Jayden habla de ello varias veces durante la historia; del
destino como algo superior que ha
entrelazado sus caminos de una forma algo macabra. Además, la autora
introduce el viento y las tormentas en puntos que me parecen clave
para acompañar momentos fundamentales de la trama. Un recurso muy
utilizado en literatura romántica clásica donde los cambios
atmosféricos acompañan el estado de ánimo de los protagonistas.
Otro
aspecto que me ha encantado de la novela son
los guiños a los superhéroes de Marvel y del universo DC cómics
junto con alguna que otra frase mítica de las películas –de Los
vengadores, si no voy mal de memoria–; que podemos relacionar
con la última parte de la novela, donde la historia da un giro y se
centra por unos capítulos en el trabajo de Jayden. No voy a
profundizar mucho para no hacer spoiler, pero fue un
momento de mucha adrenalina y tensión, aunque no me creí en
ningún momento cierto suceso que quien haya leído el libro
identificará perfectamente.
Y hablando
de Jayden. No he terminado profundamente enamorada de él aunque no
me importaría poner un Jayden en mi vida; y sin duda me he reído un
momento con sus escenas, con sus salidas y ocurrencias, con su
lenguaje tanto oral como corporal; sobre todo, me reí una barbaridad
cuando él se encuentra escondido en la despensa.
Además,
aplaudo la determinación de Sara en los
últimos capítulos de la novela; donde pasa algo que le hace
abrir los ojos definitivamente. No es ningún spoiler que Sara
está casada y que el personaje de Jayden no es su marido. Durante
toda la historia varios personajes hablan sobre la infidelidad, de
hecho, aparecen varias infidelidades y de diferentes tipos en el
libro y los diferentes personajes discuten sobre ello, se dan varias
voces, se crea un dialogo al respecto muy
interesante. Pero volviendo a la determinación de Sara me
parece muy inteligente el motivo por el que decide cambiar. Sé que
puede no entenderse muy bien esta reflexión mía, pero no sé muy
bien como contarlo sin contar nada de la trama, pero digamos que deja
a la mujer en buen lugar y la Sara que en un primer momento, era
débil, cobarde y sin iniciativa resurge de sus cenizas como el ave
fénix –palabras textuales de la novela– y se da cuenta que en
realidad es una mujer fuerte, valiente y con ganas de luchar.
Lo que no
me ha gustado tanto son las escasas tres, cuatro, semanas donde se
enmarca la acción de la novela. Me ha parecido
un período muy corto por todas las emociones que despiertan en los
dos protagonistas, más que nada por la intensidad de estas.
Entiendo la química y la tensión entre ellos, pero no lo sé: para
mí ha sido poco tiempo para ir tan lejos. Aunque, hay que decir que
he adorado sus momentos juntos, es imposible no enamorarse de ellos
como pareja y reírse con sus cosas. Otro aspecto que también me
escuece un poco es que Sara trate de amigas, de amigas de verdad, a
las mujeres de Tullia que acaba de conocer.
Palabras
que nunca te dije es la primera novela que leo de la autora y
aunque la historia de Sara y Jayden no ha terminado de enamorarme
como esperaba si que tengo ganas de leer más
cosas de la autora. Esta novela tiene diálogos geniales, un
personaje masculino que necesitas en tu vida y una determinación
final de Sara que es de aplaudir.
Sé que me
ha quedado algo larga la reseña de hoy, pero espero que os haya
gustado.
Un
beso.
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Gracias Gemma por poner el enlace que hice del club de lectura. Fantástica reseña.
ResponderEliminarDe nada! (:
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