The Hunger Games #0
Los juegos en sus primeros años y cuando eran una sombra de lo que serán
NOTA: 4/5
¿Era necesario un nuevo libro dentro del universo de Los juegos del hambre? Sí, es de esos libros que no sabes lo necesarios que son hasta después de leerlos; y no estoy muy a favor de alargar historias que hace años – muchos años – que están terminadas y cerradas.
No obstante, la premisa me llamó en seguida la atención. Un Panem de posguerra, unos juegos que todavía están en una fase muy inicial y que no son ni una sombra de los juegos que vivirán muchos años después Katniss y Peeta y sobre todo, ver al presidente Snow de joven. Tener a Snow de protagonista cuando no tenía ni 20 años y se encontraba en una situación muy diferente de la que vemos en la trilogía de Los juegos del hambre me tenía un poco desconcertada.
Coriolanus Snow es un chico del Capitolio que la guerra y la posterior posguerra no han tratado muy bien ni a él, ni a su familia, pero su apellido sigue teniendo prestigio. No esperaba empatizar con él, iba un poco a la expectativa y decir que llegas a sentir cierta simpatía y es extraño porque sabes en lo que se va a convertir en el futuro, pero no puedes evitarlo.
También conocemos a Lucy Gray, tributo del Distrito 12 de los décimos juegos del hambre con la que no puedes evitar adorar desde su primera aparición. Lucy Gray es un personaje más complejo de lo que nos puede parecer a primera vista y mucho más lista de lo que quiere aparentar. Es una artista y sabe muy bien que mostrar y como hacerlo para que su público se crea de ella lo que ella quiere que crean y piensen. Es evidente que me encanta este personaje, la vamos descubriendo a la vez que Coriolanus, capa tras capa, no deja de sorprendernos en ningún momento e incluso al terminar seguimos sin conocer más que una sombra que ella misma ha moldeado a su gusto. Es un personaje muy misterioso, pero que al mismo tiempo da mucho sentido a como termina siendo el personaje de Snow.
Igual que los tres tomo de la trilogía original; Balada de pájaros cantores y serpientes se divide en tres parte. Las dos primeras me han gustado mucho; ya que, al seguir al personaje de Snow vemos Los juegos desde la perspectiva de un mentor. A medida que vamos avanzando en la historia, vemos que los décimos juegos suponen un antes y un después, gracias a que algunos de los jóvenes más prometedores del Capitolio se incorporan a Los juegos como mentores y crean sinergias con el equipo de vigilantes jefe. Es curioso ver lo macabros, crueles y decadentes que eran Los juegos en sus primeros años. Sobre todo, no perdáis detalle del comportamiento de la doctora Gaul, el presidente Snow es un ángel con Katniss y Peeta si lo comparamos con ella y los pobres tributos que tienen la desgracia de cruzarse en su camino.
No obstante, con la última parte tengo sentimientos encontrados. En esta realmente vemos la evolución de como Coriolanus pasa a ser el Snow que conoceremos y es necesario ver el detonante que lo hace ser como es en el futuro, pero me ha faltado que la autora se detuviera más en ello. Tengo la sensación de que esta última parte es un libro dentro de otro libro, ya que, tenemos otro inicio, otro conflicto y para terminar otro final. No os voy a mentir, los dos últimos capítulos me encantaron, pero sin duda la forma de llegar a ellos ha sido controvertida y desconcertante.
Balada de pájaros cantores y serpientes ha sido una lectura muy interesante que he disfrutado a pesar de dejarme un sabor agridulce al terminarlo. Las dos primeras partes me encantaron; vemos Los juegos desde otra perspectiva, en sus primeros años y cuando todavía son una sombra de lo que serán, también conocemos a un joven Snow y a Lucy Gray. Eso si, la última parte ha sido extraña.
Un beso.
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